¿Qué me pasa? Estoy sin ganas de salir, de moverme, de ir al gimnasio. Me encuentro triste, decaído y para colmo no estoy durmiendo bien. ¿Me estaré deprimiendo?

¡Don´t panic! Estás sufriendo el llamado Síndrome Afectivo Estacional.

Para saber qué nos está pasando, he aquí una breve explicación del proceso fisiológico que estamos viviendo:

  • Por un lado, hemos llegado del verano, gracias a nuestro amigo el sol, con unos niveles altos de serotonina, la famosa hormona del bienestar. Y entre las funciones reguladoras de este neurotransmisor están:
    • El equilibrio en las digestiones y el apetito.
    • Los ciclos de sueño y vigilia.
    • El apetito sexual.
    • El estado de ánimo…

En esta época estival, hemos tomado el sol, seguramente hemos hecho deportes al aire libre, y hemos disfrutado de muchos encuentros sociales.

  • Por otro lado, al llegar al otoño y contar con menos horas de sol, comenzamos a segregar más melatonina, que es una hormona que nos hace estar más somnolientos, tener más frío e incluso sentir mayor apetito. A su vez, el aumento de melatonina, hace que nuestro estado de ánimo decaiga algo. Todo esto ayuda a que nos sintamos en ocasiones más tristes, que no nos concentremos bien, que nos volvamos más lentos y que tengamos cierta tendencia a comer de más, lo cual dará lugar al típico aumento de peso en esta época del año.

¿Cómo podemos ayudar a nuestro cuerpo a reequilibrar el ritmo?

  • En primer lugar, vamos a tratarnos con mucho más cariño que de costumbre. Y vamos a darle tiempo a que se haga a este cambio estacional.
  • Realiza actividades que te hagan segregar más serotonina, como el baile o el yoga. Recuerda que igual no es buen momento para meterte en una clase de spinning. Estamos desentumeciendo el cuerpo.
  • Intenta hacerte escapadas de fin de semana que te hagan salir de la rutina. No hace falta que hagas el viaje de tu vida. Sólo salir a los alrededores ya te sentará bien.
  • Haz actividades al aire libre en plena naturaleza. Absorbe las horas de sol todo lo que puedas, y respira aire limpio. Aprovecha para hacer alguna ruta de senderismo ahora que aún no hace mucho frío y el campo está especialmente bonito.
  • Visita a tu gente. Disfruta de las personas “hogar”. Esa gente con la que el solo hecho de estar cerca, ya te hace sentir en casa.
  • Consume alimentos ricos en vitamina D como setas y pescado. Cuida especialmente de no pasarte con los hidratos de carbono refinados.
  • Ahora más que nunca, respeta las horas de sueño. Vete a la cama pronto y madruga. Cuanto más estricto seas en este aspecto, antes lograrás regular tu descanso.
  • Reflexiona sobre la cosas que quieres dejar ir este otoño. Esta es una buena época para soltar. Igual que las hojas del árbol se caen para seguir su evolución, despréndete de lo que te quita energía y aligera tu equipaje.
  • Y abraza, abraza mucho. Porque los achuchones son una fuente de serotonina y dopamina. A tu pareja, a tu perro, gato, madre, padre, amig@, a tu compañer@. Incluso abrázate a ti mismo.

Y sobre todo, date tiempo. Las cosas importantes, se hacen con cariño.